Sisifo Y Su Rocosa Condena

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De la muerte nadie se escapa, se dice habitualmente con tono de sentencia. Pero hubo alguien que logró burlarla, sólo que fue un personaje mítico, no una persona mortal común y corriente.

Ése fue Sísifo, rey de Corinto, quien vio pasar un día a Zeus con la ninfa Egina, hija del dios río Asopo, a la que había raptado para poseerla sexualmente. Cuando Asopo llegó a Corinto, siguiendo el rastro de Egina y de su —para él— desconocido raptor, Sísifo le dijo que le revelaría quién había raptado a su hija sólo si creaba una fuente para que los habitantes de Corinto pudieran saciar su sed, ya que el agua escaseaba en aquella ciudad.Creó Asopo la fuente que pedía Sísifo y éste le informó que el secuestrador de Egina era Zeus. Cuando este lo supo entró en furia y le ordenó a Tanatos que fuera por el delator y lo arrojara a las profundidades del infierno. Tanatos era el dios de la muerte, o sea del sueño eterno, así como su hermano Hypnos lo era del sueño temporal.
Llegó Tanatos a Corinto, envuelto en sus negros y siniestros ropajes y se presentó ante Sísifo para decirle que por orden de Zeus tenía que llevárselo para siempre al mundo de los muertos.Pero Sísifo apresó a Tanatos y lo encerró en un profundo calabozo. Y sucedió que mientras Tánatos permanecía encarcelado, nadie se moría en la tierra y a los dominios de Hades, el dios del mundo de los muertos, no llegaban almas nuevas. La barca de Caronte, que cruzaba por las aguas de la laguna Estigia a las almas de los muertos recién llegadas, se encontraba ociosa; y el terrible can Cerbero, guardián de las puertas del infierno, languidecía de aburrimiento por falta de trabajo.En esa situación Hades pidió ayuda a su hermano Zeus, quien mandó a Ares, dios de la guerra, la violencia y la fuerza bruta, que fuera a Corinto, liberara a Tanatos y cuidara que éste se llevara por fin a Sísifo al mundo de los muertos.

Sísifo no pudo resistirse al mandato superior de acompañar a Tanatos, pero pidió a Ares que le permitiera despedirse de su mujer, deseo que le fue concedido. Entonces Sísifo le dijo a su esposa que no debía hacerle honras fúnebres, como mandaba la ley divina que se debían hacer a todos los que murieran para que sus almas pudiesen descansar en paz.

Ya en el inframundo, Sísifo pasaba el tiempo lamentándose porque su cuerpo no había sido debidamente sepultado y rogaba que se le permitiera volver a la vida, sólo para pedir a su mujer que le hiciera las honras fúnebres. Hasta que se condolió Hades y le permitió regresar a la tierra, pero únicamente para ese fin.Sin embargo, Sísifo, apenas volvió a la superficie de la tierra huyó lejos para refugiarse donde nadie pudiera encontrarlo, ni siquiera los dioses; hasta que, habiendo pasado el tiempo, viejo y cansado el mismo Sísifo llamó a Tanatos para que se lo llevara al reino de los muertos.

Pero Hades no olvidaba la burla de Sísifo y decidió castigarlo de una manera ejemplar, para que todos en el mundo supieran que de la muerte nadie se podía volver a escapar jamás. Y así, para que Sísifo no volviera a tener ni un momento de descanso y que nunca más tratara de evadir su destino, lo condenó a empujar hacia lo alto de una montaña una enorme roca que, al llegar a la cumbre, rodara hacia abajo para Sísifo la volviera a empujar hacia arriba, por toda la eternidad.